¡¡¡¡Por fin vamos a ir a Galicia!!!!
Eso es lo que pensé cuando saqué los billete de avión para nuestro viaje de verano. El destino: Estambul, el origen: Santiago de Compostela.
Me pareció una idea estupenda, ya que, además de sacar un billete de avión a muy buen precio, podría pasear por Santiago, aunque solo fuesen unas horas.
1 de Julio de 2013
Llevábamos un par de días en Zamora, así que desde allí a Santiago teníamos solo un trayecto de 360 km.
En este viaje nos embarcamos David, Tina y yo. Con mucha ilusión, cogimos nuestras mochilas, y comenzamos nuestro viaje.
Tras una parada a desayunar, ya que habíamos salido muy temprano, y algo más de 3 horas de viaje, llegamos a Santiago.
Como al día siguiente nuestro avión salía del aeropuerto de Lavacolla, decidimos dejar el coche aparcado. Elegimos el Parking Valet Joven, que está ubicado en la antigua terminal, y es descubierto. El precio para 8 días fue de 27,70. Fue los más barato que encontramos para dejar el coche dentro del aeropuerto. A nosotros nos fue genial, y en 10 minutos andando estás en la terminal. Dejamos el coche, y cogimos el bus que sale desde la terminal hasta el centro.
El autobús nos dejó en la Plaza de Galicia, a 10 minutos andando de nuestro alojamiento.
Para pasar la noche, elegimos la Pensión Obradoiro, que se encuentra cerquita andando de la Catedral, y que tenía desayuno incluido y habitaciones triples.
Fue todo un acierto, nos costó 45 euros la noche para 3 personas con desayuno. Estaba muy limpio, y el personal fue muy atento y amable. Tienen wifi gratis.
Dejamos nuestras cosas en la habitación, y nos fuimos a comer algo antes de empezar a caminar por la ciudad. Al lado de la pensión hay una tapería pequeña, a la que decidimos entrar. Se llama Tapería Baccus y está ubicada en la calle San Clemente, 11. Santiago de Compostela.
Teníamos muchas ganas de probar productos gallegos, y su dueña y cocinera, nos pareció muy agradable y allí nos quedamos.
Comimos pulpo a feira, y bocadillos con lacón y queso de tetilla y lomo. De beber, cerveza y vino. Tras un café, y pagar la cuenta, 40 €, ya era hora de empezar a caminar y descubrir la ciudad.
En primer lugar nos dirigimos hacia la famosa Plaza del Obradoiro. Había menos gente de la que me esperaba. Estaba muy tranquilo y pudimos admirar la catedral y disfrutar de su majestuosidad.
Los detalles de su fachada son fabulosos, y dignos de admirar. Es una catedral preciosa, tanto por fuera como por dentro, aunque tengo que reconocer, que como me pasa en la mayoría de los casos, los templos me fascinan más por fuera.
Lo único que teníamos marcado como visita “obligada” era esta plaza y su catedral, y como no teníamos nada más previsto, ni esto pretende ser una guía de la ciudad, nos dedicamos a pasear, y disfrutar del magnífico ambiente que tiene la ciudad. Es genial ver personas de tantos sitios, peregrinos, mochileros, familias…, ¡¡¡nos encantó!!!
Sus calles, sus tiendas, su gente, su comida...todo allí es maravilloso, y con miles de detalles para fotografiar. Paseos hasta donde nos llevasen nuestros pies, eso es lo que hicimos durante la tarde. Disfrutar de un café tranquilamente viendo a la gente pasear, y respirar el aire que esta ciudad desprende.
Cayó la noche, poco a poco, sobre nosotros. Hicimos otra de las cosas que teníamos ganas, y eran unas fotografías de la preciosa catedral al anochecer. ¡Que bonita está cuando la noche y las luces la visten!, y si además, unos tunos ponen la banda sonora al momento, tu recuerdo se vuelve mágico.
Y aquí termina este pequeño paseo por Santiago. Estoy más que segura que hay cientos de lugares para visitar, museos, edificios y monumentos, pero esta fue la manera en la que decidimos nosotros visitar la ciudad, y nos encantó. Sin ninguna duda, volveremos.
1 comentarios:
Nosotros cuando vamos a Santiago también nos dejamos llevar. Sólo pasear por su casco histórico ya vale la pena.
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